Nos enseñan desde que nacemos a ser el número uno en todo, despreciando prácticamente al segundo con desprecios como segundón, no has ganado, va a ser segundo toda tu vida... hasta que llega un día en que nos damos cuenta por nosotros mismos, es decir, lo descubrimos, que uno de los secretos de la felicidad más bonito es saber perder. Aprendemos a estar alegres cuando sería un momento frustrante.
Cuando un niño o una niña habla se expresan con una inocencia, ternura y una visión tan positiva que cualquier persona adulta debería de aprender.
Estamos ante un mundo en el que solo fijamos la mirada al que gana, ese es el bueno, el que gana siempre, el que llama la atención de todos. Son muchos los valores que la sociedad estamos perdiendo por eso debemos de fijarnos en los niños que nunca pierden las ganas de seguir luchando.
quizás ninguno de estos niños acabe levantando la champions, pero sí nos vale para sentir cosas que dejamos de sentir hace ya mucho tiempo.
Estamos cerca ya del día de la GRATITUD, fiesta salesiana auténtica, para dar gracias a que los niños todavía tienen sencillez, comparten, cooperan, animan, se plantean metas realistas y aunque pierdan mil veces, siempre volverán el próximo día para jugar como si fuera otra final de champions.
Un futbolista profesional decía que marcar un gol ante ochenta mil personas es una sensación indescriptible de felicidad total, es la meta de su trabajo,de su entrenamiento, de su constancia, solo por esto, repito, solo por esto debemos de sentir, haciendo un ejercicio de imaginación, si es que nos queda algo, lo que sintieron estos muchacho cuando marcaron un gol: VIDA.
